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jueves, 28 de enero de 2016

En mi opinión... Aquel era más mi tren

Seguimos siendo testigos de los problemas que acechan nuestro mundo y que no lejanos de convertirse en realidades que nos dejan insensibles, nos están haciendo meros pasajeros de un tren que ya no tiene ni estaciones. Nuestro mundo ya no es aquel tren en el que yo viajaba de estudiante... Que tenía tres o cuatro vagones. Los que vulgarmente llamábamos "de ganado".
En estos veinticinco años, nuestro mundo ha avanzado a pasos de gigante, ahora ya tiene talgo y el ave y el metro, pero ¿qué le falta a nuestro nuevo tren?
Porque... en aquel que era más mi tren... era un tren que iba cargado de personas que nos desplazábamos de la margen izquierda y zona minera de Bizkaia, para llegar a la gran ciudad, Bilbao. Y allí cada uno se dirigía a sus quehaceres, al trabajo, a estudiar, a las compras, o simplemente a hacer gestiones burocráticas...
Esos trenes... en los que ni nos movíamos porque iban a tope y no hacían falta cinturones de seguridad, no nos caíamos porque no teníamos sitio y apenas si podíamos cerrar las puertas. Eran otros tiempos y la gente se respetaba. Si veías a alguien correr para coger el tren, hasta tú mismo bajabas de nuevo al andén para que el tren esperara unos segundos. O casi lo cogía corriendo detrás, pues iban despacito.
Ahora ya, se han sustituido a los jefes de estación, por el pitidito informático. Pero ese era mi tren, porque recuerdo con cierta nostalgia aquella época de estudiante, (y no porque me gustaría volver a ella, porque no volvería atrás, mis avances y mi consciencia no me lo permitirían), pero ahora el mundo sí que está del revés.
A mí me gustaba más aquel tren... en el que podíamos hablar, porque nadie iba con su móvil, (porque no existían o no los conocíamos). E íbamos repasando las asignaturas y resolviendo las dudas que teníamos para el exámen o las que nos había sugerido resolver algún profesor. Con los compañeros no hablábamos por wasap o por teléfono.
Un tren en el que respirabas, a veces claro, el sobaco del que tenías al lado, pero también que llevaba a muchas personas y las repartía por lugares cargados de armonía, de alegría y, no creais, que aquellos tiempos también tuvieron lo suyo... Huelgas de estudiantes contra las reformas, de trabajadores por el cierre de sus empresas, de movimientos sociales contra el terrorismo, o la exclusión social,...
Pero aquel era más mi tren...
La gente se movilizaba, las personas se echaban una mano, se unían, alzaban la voz todos a una y no sólo eran los del Gobierno o los de los partidos políticos los que podían gritar. Todos podíamos y gritábamos al unísono y salíamos a las calles.
Aquel era más mi tren... Cuando cualquier vecino en la escalera tenía un problema y se comentaba con los demás vecinos, pero no para chismorrear, sino para ayudarle entre todos.
Aquel era más mi tren... Cuando un niño en el colegio, tenía un problema y los demás iban a jugar con él, a animarle. No existía el bullying o al menos, no se conocía con ese nombre. Y los niños jugaban en la calle y estaban todos juntos, mayores y pequeños, porque unos cuidaban de los otros.
Aquel era más mi tren... Y si el profesor te regañaba en clase, mejor que no lo contaras en casa, porque entonces no existían las amonestaciones como ahora, pero tus padres, desde luego, no salían corriendo a defenderte ante el profesor y al día siguiente ibas con una nota, sí, pero para pedirle disculpas.
Aquel era más mi tren... Cuando un ciego iba a pasar la carretera y tú le agarrabas del brazo y le decías que le ayudabas a pasar la carretera. Ahora los ves con perros guías, que no digo yo que no sean buenos los perros, que son avances, pero la solidaridad se ha ido perdiendo.
Aquel era más mi tren... Cuando veíamos una imagen en la tele y nos asustaba y ahora estamos cenando y vemos cómo las personas mueren porque otros les disparan o les dan patadas y ni siquiera cambiamos de canal. O vemos niños desnutridos o sin agua, ¡qué mas da!
Aquel era más mi tren... Cuando las mujeres no salían tanto por la tele, por ser víctimas de violencia de género o más fuerte aún, muertas a manos de sus supuestas parejas, porque alguien que te quiere así, para mí no es nada.
Aquel era más mi tren... Cuando a pesar de todo, en mi casa y con un par de huevos fritos éramos muy felices y se viajaba menos, pero eso no era signo de nada. Simplemente teníamos un pueblo y una familia a los que visitar.
Aquel era más mi tren... Cuando nosotros como hijos conocíamos nuestros deberes pero también sabíamos lo que hacer y con una sola vez que nos dijeran las cosas, ya nos valía.
Aquel era más mi tren... Cuando nos regalaban algo y disfrutábamos más con todo y jugábamos con las cajas, pero valorábamos más su contenido. No como ahora, que no sabemos qué regalar o qué pedirnos, porque ya lo tenemos todo desde niños.
Y no digo que aquel tren fuera más cómodo, que no. Que en el talgo en el ave o en el metro, se viaja mucho mejor y más rápido y tenemos más facilidades para todo. Y creo que nos va mejor en muchas cosas, pero pienso que también estamos retrocediendo en muchas otras y por supuesto, cargándonos muchas formas de hacer y de actuar que en otro tiempo se consiguieron.
Que en aquel tren viajábamos también muchas personas a las que nos preocupaban como ahora todos los problemas, la cultura, la sanidad, el estudio, el trabajo,... Los estudiantes, los trabajadores y los colectivos sociales, peléabamos por sacar adelante la mala situación que también se vivía y salíamos a la calle, todos. Pero en aquel tren, no existían o muy poco algunas palabras que en nuestra cultura se han promocionado y mucho:
La competitividad: Porque has de ser siempre el primero y el mejor en todo (bueno, menos en eso de ser persona, que al final todos nos acostumbramos a ser malos y no lo somos por naturaleza. Pero la sociedad, la vida, está ayudando a hacer seres amargados y dolidos por y con todo).
Y el individualismo. Tú, ve a lo tuyo, no mires ni te importe a quién tengas que pisar para seguir adelante (y no se trabaja en equipo, sólo se mira lo que hacen los demás o cómo y encima siempre desconfiando)
Y en aquel tren también viajaba la alegría,... Ay, qué triste es ver cómo la alegría está siendo comida por la resignación. Esto es así porque sí, por la crisis o... Nos han acostumbrado a todo. Pero... ¿No será ya momento de volver a cogerla y ponérnosla de nuevo, como las cara Toy?, así alegres, que por cierto, son iguales a los emoticonos de las redes sociales. Y además, en nuestros días con un buen móvil, la combinación perfecta, no vaya a ser que me pierda el último mensaje del mundo, porque estoy fuera de cobertura del wifi.
Pero como para gustos se hicieron los colores, que cada uno elija... Quizá “mi viejo tren” o mejor “el ave, el talgo o el metro”, por supuesto con los buenos avances, que también los hay, las redes sociales, el móvil, el ordenador, como herramientas de trabajo son algunos buenos ejemplos que como todo son necesarios. Y otros modos de hacer las cosas que también se están intentando. Porque como yo en aquel tren, viajaban la imaginación, la creatividad, los sueños, las ganas de mirar al futuro, las vivencias, la alegría, la sonrisa, el compartir,... Eramos felices y emprendíamos nuestro viaje ¿o no? Ahí os lo dejo.

Y aunque no estoy de acuerdo en que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque con el avance deberíamos vivir muy bien todos o al menos más equitativamente, y no creando un mundo, en el que mientras unos viven cada vez más notablemente otros viven cada vez más empobrecidos. Y lejos de mirar al pasado con esa nostalgia de que aquello que me enseñó a mí la vida eran buenos valores, como el fuego o el cazar de nuestros ancestros, creo que es bueno evolucionar y mirar al futuro por supuesto, con las ganas de emprender de nuevo ese viaje en talgo, en metro o en ave y con el móvil, el ordenador o las redes sociales, pero no por utilizarlos para que se conviertan en herramientas destructivas de personas o de valores humanos, sino de recuperar de nuevo, lo que en su día empezamos, caminar hacía un mundo nuevo y que por desgracia en estos años, parece que algunos se empeñan en que nos lo carguemos.
 
Escrito por: Olga Hernández

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querida amiga....pasan los años y la Vida y tú siempre serás Tú..da igual el transporte que utilices.Así es como a mí me gustas. Gracias por existir.

Olga Hernández González dijo...

Y tú siempre estás ahí también, amiga mía. Los hilos de la vida nos unieron aquel 5 de febrero y va para bufff, ni sé los años... Sí soy yo, así. Gracias a ti por acompañarme en este camino...