Ya se nos han ido las inglesas...
¡Oh qué pena!... Esta es la sensación que teníamos todos hoy en la despedida de nuestras chicas inglesas, alumnos, familias y profesoras. Hemos realizado la primera parte del intercambio con nuestros hijos, que se irán en unos meses a las casas de las chicas que nosotros hemos acogido. El pasado martes, llegaban con muchos miedos y muchas ganas de aprender español y nosotros esperábamos con todo el miedo y tantas o más ganas de podernos entender en español y si se podía, en inglés. Una semana después se van con las maletas más cargadas y no sólo de ropa... Cada familia les ha metido algo más... Ellas se llevan un pedacito de nuestros corazones, porque en cada familia en la que han estado, han arrancado ese trocito. Nos hemos volcado todos, pero es que nos ha salido de dentro y eso se ha notado... No ha habido ni un sólo momento malo y ¡mira que es difícil!, ni el tiempo tan siquiera, ha sido una semana fabulosa... Pero todo ha brotado de dentro, se ha hecho con CORAZON.
Y lo que más destaco y comparto, son los valores que nos ha aportado a nosotros como familia esta experiencia: Recibir una extranjera, la voy a llamar Nanina (algún día cuando la pregunte, diré su nombre si ella quiere), que llega a tu casa para vivir una semana en familia. Un idioma distinto al nuestro, pero que no es barrera, si hace falta le sacas la cazuela con la sopa para enseñarle lo que estás diciendo. Enseñarles nuestra zona, nuestros pueblos, la España profunda, ja, ja, ja. Gentes, ganadería y agricultura, cuevas, nuestro Asón y otros sitios de Cantabria. Dar de comer a Nanina, jope que no quiero más ¡cuánto coméis en España!. Y lo más importante, hacerla un hueco, darla una cama, un sitio en la mesa, en nuestro hogar y ser una más y estar pendientes de ella. Ir a buscarlas a la estación de autobuses y tener la sensación de no salir de allí... También hemos recibido de Nanina sus palabras: "Gracias, gracias y más gracias por todo y me gusta mucho España". Y por último, la vivencia de nuestros hijos, porque para aprender, no sólo hacen falta escuelas, hacen falta personas, profesoras, (en nuestro caso todo mujeres) a quienes les guste enseñar y tener la valentía de plantear actividades en las que lo más importante, no es sólo aprender conocimientos, sino dar y recibir, lo que cada uno es y tiene. ¡Qué suerte poder participar de esta experiencia!
Autora: Olga Hernández
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