Desde la mirada a la montaña

Desde aquí, desde la mesa, te contemplo y te observo así tranquila y sincera.
Espero poder explicarte y contarte lo que siento.
En un segundo efímero y constante te atisbo en ese horizonte.
Estás radiante, con una sonrisa sencilla y relajada...
Espero poder encontrarte y reconocerte en cada instante, en cada momento que vivo y comparto contigo.
Sólo tú eres importante, sólo tú que me conoces y me mimas.
Te reconozco así por tu sonrisa y tu manera de compartir,
te veo serena, te noto tranquila y en paz y tranquilidad.
Descubro que la vida te ha dado una nueva oportunidad,
un nuevo instante de alegría, de capacidad para amar.
Y cada vez que dices Gracias, cada vez que te topas con su mirada, descubres en el mundo, entre esas montañas,
la razón de seguir, la razón de vivir, de ser, de sentir...
Porque en ese horizonte y en ese mar de nubes a veces
se vive la esencia, la tranquilidad, de estar, de compartir.
Sigue así, tranquila y llena de paz... llena de amor...
Porque desde aquí, desde mi casa, te veo, te contemplo,
tú mi montaña con la que vivo, a la que siento, a la que tengo...
aquí mismo.

Con mucho cariño: Olga