La vida es un poco imagen de lo que nosotros queremos que sea. Las frustraciones, las dudas, los miedos,... van haciéndose visibles en nuestra vida con tanta fuerza, que al final acaban sucediendo en realidad. La vida está cargada de ilusiones, pero también de desesperanzas y al final como nuestra sociedad, se va convirtiendo en resignación, en conformarse con lo que tienes, aspirando sólo a lo material, al dinero, a lo que me llegará. Trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar y nuestro hoy se va convirtiendo en vivir el hoy como un día más. Muchas veces digo que a mí me da igual que hoy sea domingo o martes, y me cuestiona mucho cuando escucho comentar a alguien empezando la semana en lunes, que desea que llegue el viernes para que comience el fin de semana. Estamos creando un mundo, en el que sólo se valora la vida por el disfrute del tiempo libre, quizá para no hacer nada, pero cada día es único e irrepetible y como tal habríamos de vivirlo. Perdemos la oportunidad de vivir hoy, pensando en el mañana. Cada uno de nosotros somos seres irrepetibles que elegimos como queremos que sea nuestra vida, o un mar de lágrimas o vivirla, no desde la resignación y el dolor, sino valorando cada detalle, cada pequeño gesto que viene a nuestro encuentro.
Doy gracias porque mi vida, se va convirtiendo en una vida llena de satisfacciones, una vida cargada de acción de gracias, de buscar y seguir caminando, de encontrar las herramientas necesarias para seguir teniendo una actitud resuelta, capaz de afrontar los problemas y viendo en cada ocasión unas veces más fácil, otra más difícil, la oportunidad de aprender para poder seguir adelante. No sólo se aprende con lo positivo, las dificultades, enseñan mucho más, porque ponen a prueba, hasta dónde somos capaces de llegar. Y disfrutar de todo ese tiempo libre que tengo ahora, para hacer muchas cosas, porque no puedo estar quieta, pero disfrutarlo de otra manera, no cómo me lo marcan, sino como yo quiero que sea.
Y creo que esta etapa como emprendedora, porque las dificultades, me han obligado a transformar y trasformarme,... me autocorrijo y me digo emprendedora sostenible porque...
Me he convertido, nos hemos convertido en unos emprendedores sostenibles, que damos sentido y creemos en otros valores, queremos un medio ambiente sostenible, cuidar nuestro entorno y la naturaleza, tenemos capacidad innovadora y visión a largo plazo y lo más importante, hemos descubierto el sentido de la comunidad, el trabajar y darnos cuenta de que las cosas se hacen mejor, si caminamos junto a otros. Cuántas veces es necesario ver para creer... Queremos que La Casuca, esa casa, ese negocio y hogar, que poco a poco será una realidad, esté cimentado en otros valores que también son posibles en nuestro mundo, aunque por supuesto, esta elección es más costosa. Un proyecto cargado de dificultades, pero cimentado y consolidado con muros fuertes, que brota
como lo han hecho los dos árboles que tengo en las dos casas, la que nos acoge y es ahora nuestro hogar y la que realmente será: MI CASA, NUESTRA CASA.
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