Cuando nos planteamos la idea de sacar adelante un sueño, una realidad, que está totalmente encaminada al éxito, nunca miras atrás y piensas, qué hubiera sido de mi vida si... Cuando algo se tronca porque las circunstancias, el momento, la realidad así lo quiere, no debemos hundirnos porque la vida nos ha jugado una mala pasada. Es el momento de decidir y encaminar nuestros momentos, presencias, circunstancias, allí donde cada uno, con su vocación y momento personal, se ve llamado, por esa voz que cada uno llevamos interiormente y nos empuja a ser como somos (cada uno le llamará como quiera, dios, cosmos, energía, universo, voz,...). Caminamos en la vida hacia un horizonte desconocido, que vamos vislumbrando a medida que nos ponemos en marcha. En todos y cada uno de esos momentos o circuntancias, a veces les llamamos casualidades, nos surgen dudas, miedos, momentos de derrotas, porque a pesar de lo que creemos de que hay que ser felices, muchas veces nos sentimos infelices. No somos capaces de afrontar la vida como viene y nos sentimos fracasados. Pero en este último año, en el que nosotros hemos vivido de todo por conseguir sacar adelante nuestro Proyecto de Vida, el cual teníamos perfectamente atado, preparado, que se truncó con muchos obstáculos e impedimentos,... hemos aprendido mucho y descubierto mucho más bueno que malo. Lo que nos demuestra una vez más que la vida tiene muchas buenas cosas por descubrir y vivir; muchos pequeños hechos para anotar en ese cuaderno de vida que cada uno llevamos dentro, que llenan nuestra vida, pero que muchas veces la rutina, nos obliga a dejar escapar. No es momento de echar la vista atrás, es momento de pelear, continuar, avanzar, seguir emprendiendo más que nunca, porque hemos de seguir con ganas de pelear, porque nuestra vida, tu vida, sigue siendo esa carrera de obstáculos que debemos seguir bandeando. Y como le decía el otro día a un director de
banco, no podemos decir qué hubiera sido
de nuestra vida si..... Nuestra vida es la que es y ahora hay que
seguir adelante y poner en marcha nuestro negocio, pues esa es la lucha y la meta que tenemos en estos momentos. No podemos dejar que esa obra se quede ahí
sin más, será nuestro negocio, nuestro hogar y tiene dentro muchas alegrias y porque no,
muchas penas también. Seguir adelante es el reto, al que nuestra voz, nuestro dios interior nos lanza, a ser felices también. Y mientras nos
queden fuerzas y gotas de sangre en las venas, hay que seguir peleando porque en esta sociedad que nos estamos creando, la solución más fácil es tirar
la toalla y nuestra vida con ella. Gracias a todas las personas, que estáis ya en nuestro camino o que vais apareciendo en él y que tanto bien nos estáis haciendo. Gracias, gracias, gracias de parte de estos emprendedores.
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